La Feria del Libro de Madrid, un ecosistema digno de un documental
Hoy vamos a contaros la experiencia que ha supuesto para nosotros estar en la Feria del Libro de Madrid 2015 y en la de Fuenlabrada. En esta ocasión, no quiero dar solo la información, sino que voy a ser más reflexivo, basándome más en la vivencia que en el propio hecho en sí y dando mi particular punto de vista. En fin, por supuesto que ha sido algo único, maravilloso, alucinante, divertido y todo lo positivo que os podáis imaginar, pero también nos hemos sentido como monos de circo expuestos en un escaparate.
Hemos tenido que soportar cómo nos hacían la cobra, nos bufaban como ñus en celo, salían huyendo como gacelas de Thompson perseguidas por una leona madre hambrienta, nos oteaban desde lontananza como si fuéramos extraños seres traídos desde lo más ignoto del mar, se concentraban a una distancia estirando el cuello como buitres leonados, o se acercaban para luego poner una mueca extraña que aún hoy seguimos sin entender.
Todo un despliegue en este particular hábitat, reserva literaria, que para sí lo quisiera el mejor documental de National Geographic. Lo mejor para mí no ha sido la cara y la alegría de la gente que ha comprado El Despertar que, como ya hemos repetido muchas veces, te hace sentir una felicidad inmensa, sino una anécdota que nos pasó el viernes por la mañana.
Empezamos con mal pie la Feria del Libro
Llegamos media hora tarde por culpa del bendito autobús y porque la compañía telefónica de Paloma decidió tomarse un día de fiesta y no prestar servicio. Nada más meternos en la caseta, vinieron unos chavales a vernos para hacernos una breve entrevista para una gincana escolar que había organizado su centro de estudios.
Esto me suscitó curiosidad y una pregunta: ¿por qué nos eligieron a nosotros? Supongo que nos vieron jóvenes y accesibles, ya que se lo preguntamos y guardaron silencio.
Respondió primero, Paloma y luego, viendo que éramos majos, otro grupo diferente también nos visitó, esta vez contesté yo, ya que mi coautora estaba arreglando el desaguisado del dichoso móvil. Las preguntas eran las clásicas (qué sientes al estar aquí, qué lees, cómo empezaste a leer, qué fue lo primero que leíste, cuál es tu novela, de qué va, etc.), y mi escriba no estaba muy por la labor de emborronar su hoja con mis frases y se dedicó a contestar con pocas palabras, casi siempre con una.
Como os imagináis le obligué a poner todo, todo. Cuando ya se iban a buscar a otros, porque el cuestionario era largo, su compañera me miró y me preguntó: «¿Qué es lo que os inspira para escribir?» Al estar yo solo contesté de la manera más breve, si no se hubieran tirado un buen rato y el otro pobre chaval nos hubiera odiado por ello, la mala cara que me puso al hacerle escribir demasiado hubiera empeorado considerablemente.
A mí tampoco me gusta escribir a mano, pero tampoco era para enfadarse
La cuestión en sí es sencilla, pero lo que me marcó fue la ilusión que reflejaban sus ojos y el interés por saber cómo dos auténticos desconocidos se embarcan en esta locura de contar una historia y hacer una novela. Estoy convencido de que hubiera seguido preguntando, pero su compañero se la llevó de un tirón. Todavía le quedaba una hoja y media por escribir.
Queremos recalcar, también, a la mujer de Mallorca, si no recordamos mal, la cual se dejó seducir por El Despertar y por Paloma, que es verdaderamente buena vendiendo, que nos estuvo contado sus vivencias y cómo llevaba años leyendo fantasía. Esperamos no defraudarla, con ese bagaje nos dejó algo acojonados, la verdad.
También le vendimos un libro a un oriental en edad de Erasmus que estaba aprendiendo nuestro idioma (no sabemos si era japonés, chino o coreano) y que buscaba una novela más compleja que los cuentos infantiles para perfeccionar su español.
Incluso creo que vi a una de mis exnovias, pero como estaba tan cambiada y me quedé tan helado no supe reaccionar, tampoco ayudó la guasa que sé que luego se iba a gastar mi coautora con el asunto, así que no sabré nunca si verdaderamente lo era. Así es la vida. Hemos hecho un pequeño álbum con nuestro paso por las ferias que podéis ver aquí.
Más reseñas y entrevistas tras la feria del libro
En otro orden de cosas, nos han vuelto a reseñar la novela. Es curioso ver las opiniones de la gente, y cuanto más avanza el proceso, más nos sorprenden. En esta ocasión ha sido el blog Los Libros de Danae.
Una página con bastante seguimiento que reseña mucho y bien. Su crítica ha sido muy positiva, lo que nos alegra, por supuesto, pero nos gusta mucho más que se haya mojado con lo que no le gusta, sin conocernos de nada.
Es evidente que la novela tiene fallos o cosas por pulir, lo sabemos, se solucionarían teniendo a un editor detrás de nosotros, una editorial clásica, etc., pero somos autoeditados, lo que tiene sus ventajas y sus inconvenientes, y este es uno de ellos, no tenemos a un buen profesional que nos diga qué cambiar.
Nos ha gustado mucho la selección de imágenes que acompañan la entrada y que son una visión muy personal de la administradora del blog, aunque hemos de decirte, Inma, que la primera es un clásico entre todos los que se han leído El Despertar, nuestros ciclofans, que nos han comentado muchas veces. Para ver la reseña y la imagen a la que nos referimos pinchad aquí.
Una lástima que el programa Doblones tuviera que echar el cierre
Para finalizar, no queremos olvidarnos de la última, por el momento, entrevista en la radio que nos han hecho en medio de toda esta vorágine. Nos ha costado lograrla, ya que llevamos casi desde el principio intentándolo, pero por unas cosas o por otras no teníamos hueco.
Queremos agradecerle a Radio 3w y a Juan Aranzueque, conductor del programa Doblones de a cuatro, el espacio y el tiempo que nos otorgó y disculparnos porque por nosotros llegó tarde a otros compromisos, puesto que la entrevista se alargó un poquito. Es difícil contenernos cuando tenemos tantas cosas que contar y estamos tan a gusto.
Os dejamos el enlace aquí (Radio 3w cerró y con ello todos los audios del programa y por desgracia no pudimos conseguir una copia de nuestra entrevista) para los que no habéis podido oírla todavía. Está centrada en nuestra lucha, a brazo partido, para sacar El Despertar a la luz, proceso de crowdfunding incluido. Yo que vosotros no me la perdería.
Por alusiones y ya que es una entrada sobre experiencias personales me siento obligada a comentar. Nos hemos desvirgado en esto de la Feria del Libro y, como todas las primeras veces, creo que ha sido una mezcla de aciertos y meteduras de pata de las que se aprende para próximas ocasiones. Hemos disfrutado y hemos sufrido. Juan no se ha quedado corto en el animalario que ha planteado, de hecho le falta alguna reacción como la de las avispadas recolecta marcapáginas, que estiraban el brazo con la misma rapidez y precisión que la lengua de un camaleón, o las temerosas de los libros, que no se atrevían ni a tocarlos por si les fueran a contagiar algún virús. Todas estas avis no son raras en el Retiro durante los días de feria y ahora, recordándolas, incluso me divierto. Me lo paso bomba también al pensar que hemos picado la curiosidad lectora de alguno de los chavales que nos hizo la encuesta, no ya sobre nuestra novela, sino sobre la fantasía en general (es un mito eso de que me enrolle… tendríais que haber visto a Juan). Y me encanta saber que tenemos una compradora exigente en Mallorca, que nos aseguró que nos escribiría tanto si le gustaba como si no, especialmente en el segundo caso, y un lector oriental que ante nuestro El Despertar abrió los ojos más que en toda su vida. También una librería de Melilla, ni más ni menos, se interesó por nosotros. Sí, ha habido buenos momentos y esos son los que hay que recordar. Los demás, con no olvidarlos es suficiente.